miércoles, 26 de enero de 2011
Costumbres Argentinas
domingo, 16 de enero de 2011
Think Left
Pero, ¿de dónde viene esta norma? ¿Quién estableció de que lado se circula y porqué en algunos países es distinto? Siéntense porque acá viene la respuesta. Todo empezó varios siglos atrás, cuando todavía no existían los autos y los caballeros se desplazaban a caballo. En esa época aparentemente era usual encontrarte a mitad de camino con alguien que te debía dinero o que te había difamado en público y se producían duelos ahí mismo, en la calle, en el mismísimo instante en que se cruzaban. “O me devuelves mis 2 peniques o te las verás con el acero de mi espada”.
Como la mayoría de la gente es y siempre fue diestra y el objetivo era asestar el golpe lo más rápido posible, cuando el caballero divisaba a otro a la distancia tomaba su espada para tenerla lista por las dudas. Es natural suponer que por esta razón circulaban por la izquierda, para que su posible adversario se vea obligado a pasar por su derecha y esté a la merced de sus armas. Por supuesto que la otra persona está pensando exactamente lo mismo y por eso también mantiene su izquierda. Esto se fue haciendo costumbre y aunque los tiempos dejaron de ser tan violentos (al menos eso dicen) y las formas de transporte fueron evolucionando, en el gran Imperio Británico se mantuvo esta norma.
Pero la historia no termina ahí. Resulta que el eterno enemigo de los ingleses, Napoleón Bonaparte, era zurdo y prefería moverse por la derecha de los caminos para defenderse, siguiendo el mismo principio anterior. Obviamente que sus tropas hacían exactamente lo mismo y este hecho fue el que desencadenó que en Francia y luego más tarde en el resto de Europa, el sentido de circulación fuera por la derecha. En América se respetaron los sentidos de circulación según la nación colonizadora, pero EEUU al declarar su independencia decidió adoptar la derecha para distanciarse y diferenciarse aún más de Inglaterra. Hay más casos específicos en el resto del mundo pero no tienen nada que ver con este blog.
Londres está organizada en councils bastante amplios, pero la gente no dice “Vamos a Lambeth”, sinó que son más específicos y a la hora de juntarse definen un área más limitada generalmente designada por la estación de underground más cercana. Yo les explico esto porque hasta el 7 de octubre estaba acostumbrado a que cuando me quería encontrar con alguien le daba una dirección o una intersección de calles. En Londres no. Decís “Nos vemos a la 1 en Westminster”. Y si preguntas “Ok…pero dónde más específicamente??” te miran raro. Y si, hay tantas estaciones de underground que dando esa indicación es más que suficiente.
Los nombres de las calles son realmente muy confusos por lo que la utilización de landmarks es imperativa. Por ejemplo, cerca del barrio donde vivía hay una estación llamada Vauxhall. Acá convergen buses, trenes y underground. Es un punto importante en el sudeste de Londres. Alrededor de la estación se encuentran las siguientes calles: “Vauxhall Street”, “Vauxhall Bridge Road”, “Vauxhall Grove” y seguramente alguna otra. Como se darán cuenta, es bastante fácil perderse. No es el único ejemplo, alrededor de las estaciones importantes las calles se llaman de la misma forma pero agregando el “street”, “place”, “lane” o whatever. Mi recomendación, mapa y paciencia o GPS.
Como ya les dije, las ciudades no están organizadas en cuadrículas sino que todas las calles son más o menos diagonales y las plazas tienden a ser triángulos. O sea que tenés una camino principal y uno que sale en forma oblicua (acá se forma la plaza triangular) hacia algún otro lado de la ciudad, generalmente otra plaza triangular con una estación de underground. Por eso es que es tan fácil moverse en Londres. Imagínense que es una ciudad llena de grandes triángulos, unidos por caminos que van a los triángulos más cercanos con triángulos más chicos en el medio. Además el nombre de las calles que unen esos triángulos generalmente lleva el nombre de uno de esos dos triángulos.
Pero ojo, Londres también puede ser una trampa mortal para los turistas desprevenidos. Para cruzar la calle supuestamente tenés que apretar un botón que hace que en algún momento el semáforo se ponga en rojo para los vehículos y te da el paso por unos escasos segundos. Esto es algo que todavía no terminé de entender, porque si no apretás el botón, el semáforo de todas formas se cierra para los autos y vos podés cruzar. Por curiosidad (y falta de algo importante para hacer) me detuve a observar si apretando el botón disminuía el tiempo de espera para los peatones, pero no. Es exactamente lo mismo. Alguna diferencia tiene que haber, tema pendiente.
El problema es que casi todas las calles son de doble mano, diagonales, los ingleses manejan como locos y para peor antes de dar el primer paso miramos instintivamente hacia el lado equivocado. Mezclen estos cuatro ingredientes y van a obtener algo difícil de digerir. Para nuestro alivio, los ingleses se dieron cuenta que los turistas muertos no gastan dinero así que decidieron escribir en la calle “Look Left” o “Look Right” para darnos una mano o “Look both ways” cuando el tránsito es un reverendo quilombo y los autos te pueden venir hasta desde arriba. Mi recomendación: siempre mirar para los dos lados y cruzar lo más rápido posible porque les aseguro que los autos aparecen de cualquier lado. Además que esperar a que el semáforo nos de la luz verde para cruzar es un embole y cruzar en rojo va en contra de la ley. Si algún azul nos ve puede llegar a multarnos, pero si cruzamos corriendo ya tenemos un impulso de ventaja y podríamos llegar a zafar más fácilmente de nuestra falta.
El transporte en Londres es “completo”. Decidí usar esa palabra porque considero que es la que mejor lo describe. La página de Internet (http://www.tfl.gov.uk/) tiene unificada toda la información de trenes, subterráneos y buses. Podés saber exactamente la frecuencia de cada bus a la hora que a vos te interesa. Tenés un estado online de las demoras en cada punto de la ciudad y las líneas de underground que no están funcionando. Pero como recordarán en el post sobre mi recurrente mala suerte, el underground fue el culpable de que por poco llegara tarde a mi primer día de trabajo. En teoría debería ser excelente, pero en hora pico es imposible moverse en bus, siempre hay alguna línea de subte que no funciona, en especial durante los fines de semana y para peor hacen paro bastante seguido.
Les comenté ya en algún post que el Tube es carísimo y la mejor opción para turistas ratas es el travel card semanal para los buses. La compran el primer día y después se olvidan y tienen la ilusión de que están viajando gratis, solamente apoyan la billetera en el lector y listo. Si toman una línea que pase por varios lugares turísticos pueden sentarse cómodamente en el piso superior y sacar fotos desde una posición privilegiada. El servicio de buses es bastante eficiente y ubicarse es bastante sencillo, una vez que le agarran la mano. Cada zona tiene varias paradas asociadas. Por ejemplo, si están en Victoria, en cada parada tienen un mapa de esa zona con todas las paradas de buses, la letra que identifica a cada una de ellas y los buses que pasan por ellos. Con un mínimo sentido de la orientación, solamente necesitan saber donde están y a donde van.
Con respecto a las paradas, van a tener un único problema. Más de una vez van a estar esperando el bondi, contando los minutos, puteando y preguntándole a todo el mundo si esa es la parada correcta. Antes de rendirse e ir a buscar una alternativa hagan los siguiente: miren hacia el otro lado, jaja. Una vez estuve esperando como media hora y mi bus no venía. La verdad es que el bus pasó varias veces, pero yo estaba mirando hacia la izquierda, pensando en otra cosa y esperando que apareciera mi número. No es instintivo, ríanse hoy si quieren pero les aseguro que les va a pasar, más que nada si tienen la cabeza en otra.
La última recomendación de este post es: si van a viajar a Reino Unido, cuiden su brazo izquierdo. Como la mayoría sabrá, tuve un pequeño accidente practicando deportes de riesgo antes de viajar y me vi obligado a comenzar mi viaje con un brazo medio quebrado. Una muchacha en mi fiesta de despedida se reía de mí diciendo “¿Cómo vas a parar el colectivo? Tenés que usar el brazo izquierdo”. En su momento me reí, pero tenía razón! Tuve que parar a todos los bondis de costado levantando el brazo derecho….un aparato. Y no solo eso, el lector de Oyster Card está ubicado a la izquierda (de nuevo levantar el brazo), en las escaleras, supermercados, siempre hay que caminar por la izquierda, las puertas están pensadas para abrirlas con la mano izquierda, etc etc. Como ya dije, es imposible acostumbrarse, solamente asúmanlo y diviértanse en el intento!
lunes, 10 de enero de 2011
Liverpool, tercera y última parte
Ya saben que en Inglaterra ver el sol se vende en paquetitos chicos, sobre todo fuera del verano. Los británicos se despiertan el domingo y preparan todo para hacer el pic-nic. Cuando se asoma un rayo de sol salen todos corriendo al parque más cercano (que sobran en Londres y en todas las ciudades que visité). Es como en las películas, no les miento. Van con sombreros, la canasta, el perro, las cartas de bridge, el paraguas (que haya sol ahora no significa que dure mucho), unas sillitas y el diario. Ocasionalmente pasan por el Starbucks o Costa Coffee (el café Nero también, pero yo no se los recomiendo) a comprar un “latte to take away”. Como se podrán imaginar, el café hay que acompañarlo con algo pero no pasan por la panadería a comprar facturas, no. Hacen algo con mucha más onda.
Los fines de semana surgen “farmers markets” en casi todas las plazas y parques de la ciudad. Son granjeros y artesanos que trabajan durante la semana y van a las ciudades a vender sus frutas, verduras, artesanías y panificados. Por ejemplo en el barrio donde yo vivía había una iglesia llamada Kennington Church que contaba con un pequeño patio, mejor dicho un espacio verde con algunas lápidas para que se hagan una idea. En este lugar los sábados y domingos se organizaba este tipo de mercadito. Era discreto, nada que ver con el de Notting Hill por ejemplo, acá no habían mas de quince puestitos.
Más de un fin de semana me levanté temprano para acompañar mi mate con algún “Chelsea bread”, o tal vez un duro e insulso croissant gigante o cualquier otro tipo de los horribles panificados ingleses que se consiguen en este mercado. Y digo horribles porque no tienen comparación contra las medialunas que se pueden comprar en cualquier lado de Buenos Aires (excepto las de Venezuela y Paseo Colón, por supuesto). Comer estos pseudo-alimentos británicos es una tortura autoinfligida. Es difícil encontrar algo empalagante, generalmente son salados y tiene un dulce adentro. Bah, dulce, debería decir “ungüento” rojo agrio. No entiendo porque se esfuerzan en hacerlas así. La manteca, leche, agua, harina etc etc, todo es igual acá, allá y en todos lados. ¿Es tan difícil buscar una receta mejor en Internet?
En definitiva, si quieren hacer su pic-nic a la inglesa en Liverpool porque el día aparenta ser soleado, pueden pasar por el super o por la tienda de Apu a comprar un paquete de galletitas dulces, lleven su mate, el paraguas y diríjanse por ejemplo, al Sefton Park. Si no les interesa y solamente quieren conocer las atracciones clásicas de Liverpool entonces les recomiendo la visita a las casas de John y Paul, la exposición llamada The Beatles Story y algun de tour Beatle guiado.
Hay distintos tipos, para distintos grados de enfermedad Beatle y presupuestos. Yo iba mediando estas dos variables así que elegí el Magical Mistery Tour que consiste en un micro acondicionado como el de la bizarrísima película Beatle con el cual se recorre durante dos horas y media buena parte de Liverpool, pasando por el Albert Dock, el centro, todo el trayecto de Penny Lane y finaliza en The Cavern. Si son totalmente enfermos de los Beatles venden guías a 5 libras con más de 99 puntos y referencias Beatle dentro y fuera de la ciudad (en este caso reservar un par de días más). Si en cambio cuentan con una billetera jugosa hay una compañía que hace un recorrido parecido al del Magical Mistery pero en un taxi en el que entran hasta 5 personas. Supuestamente es más personalizado, hacen más paradas y se detienen más para hacer fotos.
Mi “ticket to ride” (así se llama el ticket del Magical Mistery Tour) era para las 14:30 por lo que durante la mañana aproveché para visitar la exhibición Beatle. Realmente no sabía bien que esperar. Ya había estado en Londres en una exhibición sobre la música británica en general, la British Music Experience, y me había parecido un poco desordenada. Muchísima información muy poco relevante por lo que para encontrar algo que realmente te interesa sobre los grupos que te interesan se debe gastar mucho tiempo jugando con las atracciones interactivas que proponen.
Por otro lado los objetos exhibidos si bien eran originales y con un alto valor histórico musical me parecieron un poco escasos. O sea, uno puede esperar exposiciones medio pelo en Buenos Aires pero estando en Londres, el centro del mundo según muchos, mis pretensiones eran altas y creo que tenían material para hacer las cosas mejor. Pero bueno, todo esto se compensa con una sala de grabación en donde se puede jugar, aprender a tocar varios instrumentos y hasta grabarse para luego escuchar en casa y compartir con amigos todo lo que hicimos. Yo no compartí mis obras maestras porque los temas se bajan desde Internet con un código que te dan y obviamente, a mi no me funcionó.
En fin, la exhibición Beatle de Liverpool propone un recorrido cronológico a través de la vida del grupo musical, comenzando con información sobre “The Quarrymen” el primer grupo de Lennon, como se conoció con McCartney y con Harrison. Las salas generalmente reproducen escenas típicas y lugares donde pasaron los acontecimientos más importantes de la banda.
Está el bar donde se acuño el nombre Beatle, una reproducción de Abbey Road Studios, una reproducción 100% fiel de The Cavern, y hasta un submarino amarillo. Las paredes están plagadas de fotos e información, a veces difícil de seguir. Además, la música dentro de las salas está a todo volumen (soñé con Please Please Me por tres días) y es bastante difícil escuchar la audio guía que te dan en la entrada o concentrarse en lo que lees. Como consejo les digo que si se manejan con el inglés, ni pidan la guía porque dice exactamente lo mismo que está escrito.
Al terminar el recorrido hay cuatro cubículos dedicados a cada uno de los Beatles con sus virtudes y logros post separación. Para un fan promedio como soy yo creo que son 12 pounds bien invertidos. Quizás para un hiper fanático no tenga tanto valor porque no va a salir sabiendo nada nuevo, y la mayoría de los expuestos son copias y reproducciones, pero bueno, ESTAS EN LIVERPOOL! Tenés que ir. Y por supuesto, como en cualquier otra atracción turística, antes de la salida hay que pasar sí o sí por el Beatle Store. En ésa época no tenía trabajo y multiplicar cada precio por 6.5 fue duro, pero te tenés que mentalizar que es ahora o nunca. Después de todo hay recuerdos desde 50 pennies como ser imanes y postales hasta el bajo Hofner de McCartney que estaba unas 500 libras.
Entre otras cosas compré una foto de 30x40 en blanco y negro del grupo, una buena opción para colgar en mi hogar, cuando tenga alguno en algún país del mundo. Salí de la exhibición con mi enorme bolsa y ahí mismo me di cuenta que mi viaje recién empezaba y que iba a tener que arrastrar esa foto por toda Irlanda…mmm…tampoco tenía muchas más opciones. Afuera me encuentro con el muchacho argento que había conocido el día anterior esperando que arrancara el Magical Mistery Tour.
El tour no es la gran cosa, lo más interesante es como está pintado el bus. Apenas comienza, el guía se presenta y nos dice que nos va a dar todas las explicaciones parado porque llegó una chica a último momento y si bien no había más lugar, la muchacha era de la otra punta del mundo e hicieron una excepción. Interesante, apenas subí al bus escuché a la flaquita de la primera fila chamuyando con el viejo de al lado en inglés pero con un acento super argento. No fui el único que lo notó, mi amigo me dice “Me parece que la minita de delante de todo es argenta….”. Veremos…
El guía era un super Beatle geek. Sabía absolutamente todos los detalles de todo. Además de ser mega fanático nos contó que él hizo de amigo de McCartney en una película documental sobre los Beatles y se jactaba de ser amigo personal de Paul McCartney. Más precisamente nos dijo que en el recital que se organizó para conmemorar a George Harrison, Paul McCartney se presentó en forma imprevista y lo llamó directamente a él para que hiciera los arreglos. Después del concierto se encontraron backstage y mientras hablaban Paul le dice “…nos vimos tantas veces y me sorprende que nunca me hayas pedido un autógrafo, por eso quiero pedirte el tuyo”. Humilde el pibe, jeje. Pero no se conformó con eso, Paul también le pidió una foto y obviamente el guía tenía una copia lista en su iPhone para mostrarnos a todos.
El bus solamente hizo tres paradas, una en Penny Lane, donde hay unos carteles para sacar fotos, y luego en las casas de Paul y George (foto). Cuando ya iba cayendo la noche el tour finalizó en la puerta de The Cavern el lugar donde los Beatles tocaron 300 veces; punto obligado para ir a tomar unas cervezas, escribir algo en la pared y escuchar algo de música en vivo para terminar de vivir la emoción Beatle que se respira en Liverpool.
Ojo que el The Cavern actual NO es el mismo en donde tocaron los Beatles. En realidad es difícil de decir si es el mismo o no. El original en un principio fue un depósito de frutas y fue usado como refugio en la Segunda Guerra Mundial. En 1957 comenzó a trabajar como un club de jazz dado que el lugar proveía una buena acústica, pero imagínense que el nombre lo lleva porque parece una caverna real. Es diminuto y claustrofóbico, cuesta pensar que comprimieron a 300 personas ahí para un concierto de McCartney en el año ‘99.
Las historias dicen que durante los recitales el calor subía por las paredes, todo olía a frutas y transpiración, afuera podía estar haciendo temperaturas bajo cero pero ahí dentro superaban los 30 grados. Estos mitos abundan en Beatle Story y vale la pena leerlos todos. En fin, en algún momento de la historia decidieron remodelar el club, mejor dicho demolerlo para construir otro tipo de edificio. Hoy en la calle se puede ver indicado donde estaba la entrada original del lugar (foto de la izquierda) a tan solo 20 metros del actual. Al poco tiempo se dieron cuenta del terrible error histórico que cometieron (o al menos eso dicen) y decidieron reconstruirla. Como ya les dije, hoy se encuentra a escasos pasos de su posición original y para hacerla se utilizaron una gran cantidad de los ladrillos originales. O sea…es casi lo mismo déjense de joder.
Recorrimos la caverna con mi amigo, sacándonos fotos en cada lugar que podíamos y en eso aparece la chica de la cual sospechamos su argentinidad gritando “Uhhh argentinos!! Quiero fotos con uds…”. Simpática, hiper activa y con un terrible sentido de la ubicación. Parece mentira como el viento nos junta, no? Tomamos unas cervecitas mientras buscábamos algún lugar en la pared para escribir nuestros nombres. Les aseguro que no es tarea fácil, salvo que midan tres metros y puedan escribir en el techo. Las paredes están totalmente saturadas de firmas. Pero bueno, pueden escribir en el baño o en los cuadros si se animan.
Una vez escrachadas las paredes nos relajamos para escuchar la música en vivo. Siempre hay alguien tocando y obviamente todo el tiempo repitiendo temas de los Beatles. Más tarde esa misma noche tocó una auténtica banda Beatle y pudimos vivir, en cierto grado, lo que se vivía a principios de los sesenta cuando la gente se agolpaba en la puerta para ver a estos cuatro muchachos. Bueno, no es exactamente el mismo The Cavern y como pueden ver en las fotos, la banda no era un reflejo fiel, pero si cierran los ojos y tratan de usar sus otros cuatro sentidos, es posible que su mente los transporte. Si no pueden, cuando les pregunten mientan y listo.
Y acá le pongo el punto final a mi review de la ciudad de Liverpool. Creo que vale la pena la visita, más si están recorriendo varias ciudades de UK o si son super fanáticos de la música. Mi viaje no terminó ahí, cargué mis dos mochilas y mi bolsa del Beatle store conteniendo mi incomodísima foto y tomé un bus con destino a la ciudad de Dublín. Pero eso lo dejo para más adelante.