miércoles, 15 de diciembre de 2010

Todo sobre mi mala suerte – Parte 2

Pues falló. Por poco pierdo el vuelo y tuve a los tripulantes de cabina cagándome a pedos hasta último momento. Con decir que cerraron la puerta del avión detrás de mí les digo todo. Pero les detallo, porque quiero que esto quede escrito en algún lado para contarles a mis nietos (si algún día vuelvo de Hungría….). Con el web check-in hecho, la aerolínea me informó que 45 minutos antes del vuelo debía despachar el equipaje y que las puertas cerraban 20 minutos antes de la partida. Yo volaba 17:20, o sea que debía llegar a la terminal 5 de Heathrow (desde donde sale British Airways) a las 16:35 como máximo y que debía estar arriba de la nave a las 17:00. Nuevamente, para evitar cualquier trastorno salí de mi casa a las 14:00. Mis matemáticas indicaban que a las 15:20 estaría en Heathrow y hasta iba a poder almorzar algo ahí.

Al llegar a la estación Oval de Northern Line, pregunto como llegar a Heathrow. Yo en realidad ya sabía, pero los fines de semana (era domingo) siempre hay planes de mantenimiento, cortes programados, etc etc, por lo que si era “imposible” llegar al aeropuerto por underground el señor amablemente me lo indicaría y yo, teniendo suficiente tiempo en ese momento buscaría otra forma de viajar. El tipo tenía pocas ganas de hablar y me dijo “Anden 1 hasta Leicester Square, ahí agarrás la Piccadilly y llegas a Heathrow, 1:15 mas o menos”. Bueno….ya tenía la confirmación, pero recuerden esas palabras. Cuando terminen de leer el post, vuelvan acá y comprendan con que información yo contaba….¿¿tanto le costaba al tipo decirme la verdad??

Mientras iba bajando las escaleras hacia el andén escuché un anuncio por los altoparlantes totalmente indescifrable. Tienen submarinos nucleares, búnkeres invisibles desde el cielo, gente en el espacio, aviones espía no tripulados y muchos otros adelantos tecnológicos pero la calidad del sonido de los altoparlantes en las estaciones de tube (no así en los trenes y estaciones de bus) es paupérrima. Es necesario haber nacido en la época del fonógrafo para tener el oído entrenado. Lo único que llegué a escuchar fueron cinco palabras “Piccadilly” “District” “line” “major delays”. En fin, ya estaba en el baile, a bailar.

Me siento en el andén como Penélope a esperar el tren, dejo a un costado mi valija, mis dos mochilas y mi notebook y estudio el mapa del underground. La Northern Line se divide en 2. Una rama va más para el oeste y otra hacía el este. Leicester Square está hacia el oese, pero según los carteles indicadores, ninguno de los próximos 4 trenes iría para ese lado. Dejo pasar el primero y por los altoparlantes vuelven a repetir el mismo mensaje encriptado en algún código que aún desconozco e inmediatamente después dicen que los que quieren tomar un tren hacía Charing Cross (rama del oeste) debía tomar cualquier tren, bajar el la siguiente y cambiar de andén. Ya había dejado pasar 1 tren y los minutos contaban. Me subo al siguiente con mis 60 kg de equipaje, bajo en la siguiente, cambio de andén, a los 2 minutos llega el tren que necesitaba y al cabo de 10 minutos ya estaba en Leicester Square.

Bueno, no fue tan trágico, solamente perdí un tren, un par de minutos. Por los altoparlantes…el mismo mensaje. Esta vez usaron otra encriptación, una que pude entender algo mejor, no agarré todo el mensaje, pero básicamente decía “District line parada, Piccadilly line problema de señales, SEVERAS DEMORAS”. Nuevamente la sangre subiendo a mi cabeza, aunque esta vez tenía menos opciones. ¿Tomo un bus? La semana pasada una amiga fue a Heathrow en bus porque le dijeron que el underground no es confiable y se clavo 4 horas en la autopista por un choque. Perdió el vuelo, tuvo que volar 2 días después. ¿Tomo un tren? ¿Voy a Victoria? Mmm…¿los trenes a Heathrow salen de Victoria? Realmente no se…y ya estoy acá. Bueno, tomo la Piccadilly”.

Llego al andén y tuve un déjà vu. Estaba de nuevo en Buenos Aires, más precisamente en la estación 9 de Julio de la Línea D un viernes a las 18:10. ¡¡Qué lindo!! Los carteles indicadores….bien gracias. Ninguna información, nada. Hora 14:30, sin opciones…a esperar. Al cabo de 15 larguísimos minutos llega un tren hacia las terminales 1, 2, 3 y 5. Recuerden que yo iba a la 5. De alguna forma me tenía que meter en ese tren con todo mi equipaje. Al acercarse el tren me di cuenta que iba a ser imposible. Los subtes en Londres son más bien redondos (por eso “tube”) por lo que el tren parecía una serie de latas de humanos en su salsa (sudor), prensados y listos para consumir.

El tren se va y solo 2 minutos después llega otro, pero hacia las terminales 4 y 1, 2, 3. Estaba casi vacío e iba casi para el mismo lado. Eran casi las 3 de la tarde ya, tenía tiempo suficiente por ahora, así que me subí. Como la District y la Piccadilly van casi paralelas durante un buen rato, toda la gente se volcó en la Piccadilly porque la otra estaba interrumpida y eso sumado a las “severas” (la palabra queda corta) demoras hicieron que el viaje se hiciera imposible. 15:40. A tres estaciones antes de llegar a Heathrow una voz grabada dentro del tren dice “Si su destino es la terminal 5, baje en la siguiente estación y espere al tren correspondiente”. Ok señorita, eso voy a hacer.

Más mensajes inentendibles por los altoparlantes, frío, nervios. La agujas del reloj se mueven pero los trenes no. 15:55, llega el siguiente tren hacia terminales 4, 1, 2 y 3. Lo dejo pasar. Siguiente tren a las 16:10, terminales, 4, 1, 2 y 3. ¿WTF? Mi paciencia se colmó, empecé a sentir un poco de adrenalina en el cuerpo y me acerqué a un punto de información. Literalmente dije (perdón a mi ahijado) “Where the fuck are the trains to terminal 5??” La voz del otro lado era de un indio o paquistaní al que le entendí muy poco y no tenía ganas de repetir, pero más o menos me dijo que los trenes no llegaban a la terminal 5 y que tenía que ir a la 4 y ahí tomar un bus o un tren o algo así. Genial, ¡gracias por avisar! Tomé el siguiente tren y llegué a las 16:30 a la terminal 4. En 5 minutos debería estar despachando mi equipaje en la terminal 5 que queda en la otra punta del mundo, 1 km desde la terminal 4, imposible de ir a pie.

La adrenalina ya fluía libremente por mi sangre y aprovechando este extra agarré todo mi equipaje con una sola mano y con la otra iba volteando turistas desprevenidos. A los gritos les preguntaba a los muchachos de seguridad dónde estaba el bus o tren hacía la terminal 5. Finalmente llegué a la terminal de Heathrow Express. Le consulto a una flaca de ahí cuanto se tarda en llegar y me dice “Normalmente 20 minutos…”. O sea que estaría llegando a la terminal 5 a las 16:50. Bueno, me quedarían 10 minutos para abordar y las valijas, bueno, ¿¿para que necesito ropa??

El viaje duró los prometidos 20 minutos. Repitiendo la misma receta: correr, empujar y gritar, llegué al ascensor que llevaba hasta el sector de partidas de la terminal 5. Busqué a la primera persona disfrazada con el uniforme de British Airways y le comenté amablemente mi problema. Tengo que destacar que la gente de esta aerolínea se portó de 10 en todo momento. No es un chivo ni nada por el estilo, pero seguro que si esto pasaba con Ryanair me decían “volvé mañana”. Esta señora hizo unos llamaditos por teléfono, me tranquilizó un poco y me dijo “Bueno, vos podés abordar, pero no te garantizo que tu equipaje llegue”. Jaja, “estoy acostumbrado a eso, señora” le dije. Obvio que no entendió porque se lo dije. Mi equipaje corría riesgo aunque hubiera llegado a las 12 del mediodía, así que le dí para adelante.

Cargó las maletas en la cinta, la vieja me imprime el boarding pass y me dice “bueno…ahora tenés que CORRER a la puerta 9, si hay mucha gente en los controles de seguridad decí que estas a punto de perder el vuelo”. Y eso hice, pasé corriendo todos los controles pero al llegar a donde escanean el equipaje de mano, volvieron los problemas. La notebook la quieren afuera del bolso. El abrigo en la cinta, el celular también, obvio que la billetera y el cinturón. Ahh…ahora también los zapatos! Yo tenía 5 minutos para abordar!!! Tiré todo arriba de la bandeja, y al volver a retirar todo escuché un ruido…miré abajo y no había nada…ok. Dudé si perder tiempo en atarme los cordones, pero caerme por correr con los cordones desatados era el colmo.

Llego a la puerta de embarque y veo que todavía había cola para ingresar al avión. Como la gente de British es súper estricta con el peso de las valijas y yo ya tenía calculado hasta el último gramo, todos los kilos de ropa que no entraban los llevaba encima. Estaba vestido como un esquimal. Se podrán imaginar que después de todo el trote que tuve que hacer estaba completamente transpirado y lo único que quería era ubicar mi equipaje de mano e ir directo al fondo del avión a tomar una cervecita.

Entro, saludo a las azafatas mientras me seco la transpiración y ubico rápidamente mi asiento. Meto mi mochilita azul en el compartimiento superior y atrás de ella toda la ropa que me sobraba. Busco mi celular para apagarlo y meterlo en la mochila….pero no lo tengo. ¿Dónde está?. Abajo del asiento, bolsillos de la campera, pantalón, bolso de la notebook…nada…mmm. Ahí me di cuenta que el ruido que escuché en el sector de seguridad era el de mi HTC Desire cayendo adentro de la máquina.

Cuando sea un millonario y viaje en primera no me va a importar perder un celular después del día que tuve…pero sigo siendo pobre y no iba a dejar que, además del nuestro petróleo, los británicos se queden con mi celular. Impulsado con los asientos empecé a saltar la gente que iba a entrando por el avión hasta llegar a la puerta. La adrenalina se me salía por las orejas ya (recuerden que mis suprarrenales la empezaron a largar a las 16:10). Le grito al comisario de abordo “Forgot my phone!!” y salí corriendo por la manga. El tipo no llegó a decir una sola palabra.

Nunca pensé que iba a llegar a correr de ésta manera por un aeropuerto, mucho menos que pasara todo lo que pasó en este mismo día. En el sector de seguridad explico mi problema y cual argentos, lo primero que me dicen fue: ”Acá no se te pudo caer nada, si algo cae dentro de la máquina se detiene automáticamente” y después “¿Estás seguro que fue en ésta cinta?”. Llegó un momento que me hicieron dudar pero me acordaba de la cara de la vieja que me hizo poner en la bandeja una por una las monedas que tenía en el bolsillo.

17:25. El avión ya debería haber salido hace 5 minutos. Lo podía ver por la ventana, seguía ahí por lo menos. Cuando me dicen que van a buscar a “Objetos perdidos” me dieron ganas de matarlo. Justo cuando estaba por renunciar porque era el celular o el vuelo uno de los tipos dice que lo encontró pero que necesitaba un palo para sacarlo. Ahí me tranquilicé a medias….hasta no estar en el asiento el calvario no se acaba. Me dan el celu y lo primero que se me ocurrió decir fue “Revisen la máquina, parece que no se detiene cada vez que se cae algo adentro….gracias”

Ya adentro del avión con todas mis pertenencias voy al fondo del avión después del despegue para tomar mi merecida cervecita. Ahí me encuentro al comisario de abordo que me pregunta si pude encontrar al celu. Me dio un poco de charla, el tipo estaba aburrido y yo la verdad que necesitaba alguien para contarle mi día. Lo que le conté mucho no le interesaba pero como era medio afrancesado creo que estaba interesado en otras cosas. En fin, entre charla y charla me tomé un par de cervecitas que me ayudaron para relajarme apenas un poco antes de aterrizar. Recuerden las palabras de la flaca que me despachó las valijas: “…no te garantizo que el equipaje llegue”.

Esas palabras no me dejaron dormir en todo el vuelo, ya venía imaginándome mi semana con la misma ropa, llenando el formulario de la pérdida de equipaje, tratando de hacerme entender con los húngaros. Trataba de aislarme de eso, de descansar las dos horas y media del viaje, total iba a tener bastante tiempo para putear al llegar.

Ya en Budapest voy hacia el sector de retiro de equipajes y me siento en un costado. Para bien o para mal tenía que esperar a que pasen todas las valijas del resto de los pasajeros más unos minutos para considerar “perdidas” mis valijas y hacer la denuncia. Me moría de hambre, gasté una fortuna en el pasaje y lo único que me dijeron fue un sándwich de pavo. Saco mis crucigramas y me dispongo a esperar. Cuando levanto la vista ahí esta mi mochila naranja.

No se si lloré, no creo. Igual llorar y gritar en los aeropuertos es normal. Se ve todo tipo de gente y de manifestaciones de alegría y frustración. Desde el familiar que se va y que nunca sabés cuando va a volver hasta el otro flaco que estuvo dos años afuera y lo reciben todos sus amigos a los gritos. También suele haber bastante ruido y luces cuando llega alguna estrella y van todos los gruppies a recibirla o cuando algún estúpido llega tarde para su vuelo y se pone a correr por toda la terminal. En fin, se ve de todo. No digo que sea un gran trotamundos pero cuando viajé de Buenos Aires a Londres tuve una escala de 10 horas en San Pablo durante los cuales no me dejaron salir del sector de conexión y les aseguro que vi muchas cosas.

Tomé mi mochila con la misma alegría que voy a tomar mi próxima porción de pasta frola y me dispuse a esperar, ahora sí con más esperanzas, a mi otra valija. Al cabo de 20 segundos entró por la cinta y dí por finalizado el día con peor suerte del año hasta el momento. Ya no me importaba si el taxista que me debía pasar a buscar no estaba o si el hotel al que me mandaron era un desastre. Ya no importaba nada. Lo que no te mata te hace más fuerte. El taxista estaba, el hotel es más que decente (foto). La moraleja de todo esto es “Nunca confíen en el London Underground”. Nunca digan “Esto no me puede fallar”. “Nunca subestimen mi mala suerte”. Y ustedes que opinan, ¿me hago ver por un profesional?

FIN


Nota: Las fotos no son de mi propiedad

martes, 14 de diciembre de 2010

Todo sobre mi mala suerte – Parte 1

Primero que nada les pido mil disculpas por el desorden en el blog, pero entiendan que la velocidad de nuestras vidas es mucho más rápida y constante que la velocidad de mis dedos al escribir estas líneas, condición exacerbada por los limitados minutos que tengo al día para bloguear y por estar viajando casi todo el tiempo. Cuando quiero escribir sobre algo particular, me veo enfrentado a otra situación que me gustaría comentarles casi inmediatamente para que estén al tanto de mis movimientos y al final las primeras experiencias terminan quedando colgadas, como fue el caso del viaje a Escocia y por ahora la continuación de mi viaje a Irlanda.

Reitero mis disculpas pero no puedo dejar pasar más tiempo sin recolectar todas las manifestaciones de esta mala suerte que me viene atormentando desde hace ya bastante tiempo. El otro día un amigo que hice en Londres me comentó que cuando vas a esos charlatanes que te leen el futuro de una manera u otra o cuando visitás a los chamanes, en realidad ellos están haciendo como un mini contrato con el diablo y uno de los efectos colaterales puede ser una racha de mala suerte. Por supuesto que yo no consulté los servicios de ninguna bruja, pero se que el año pasado alguien lo hizo por mi sin mi consentimiento. Sigo sin saber por qué y cual fue el resultado de esa consulta, pero más o menos a partir de ese momento es que se hizo notable mi incapacidad de tener dos logros constantes sin algo que salga mal. Habiéndole comentado esto a mi amigo me recomendó visitar un representante del otro bando, para purificarme un poco. Pero no se…después de leer este post quiero saber sus opiniones…¿consulto un profesional?

El 6 de octubre cuando salí de Argentina estaba esperando todo el tiempo la manifestación de mi mala suerte. Con los clásicos pormenores de un viaje (sin ser suficientemente importantes como para llamarlos “mala suerte”) llegué a Heathrow en Londres, tomé el underground sin problemas y al cabo de 1 una estaba en el centro de la ciudad. Pasé a buscar a una amiga y me recomendó tomar un bus hasta el departamento, porque como ya les comenté, el travel card semanal de buses cuesta £9 menos; el underground anda como quiere y la mejor forma de conocer Londres es arriba de un bus.

Trepé con mi valija de 32 kg, mi mochila gigante que pesaba unos 20kg y mi eterna compañera, la mochilita Samsonite azul, al bus y emprendimos el viaje. El tránsito estaba insoportable y al llegar al Vauxhall Bridge estaba totalmente detenido. Esto es normal para Londres en una hora pico, pero pasaba el tiempo y el bus no se movía. Ahí fue cuando el conductor dijo “gente, esta cerrada la calle, sorry pero no puedo avanzar”. Me bajé con todos mis trastes y como supuestamente estábamos a solo 400 metros del departamento empezamos a caminar. La razón por la cual la calle estaba cerrada era un accidente, pero como había sangre involucrada todo el perímetro estaba cerrado por la policía, o sea….ni siquiera podía ir caminando!! La única solución era ir rodeando todo Kennington Park (una caminata de un kilómetro más o menos) o meterse por el medio del parque. Uds. dirán…nada grave, pero después de un viaje de más de un día y acarreando tu mismo peso en equipaje una caminata por el parque es lo último que querés hacer.

En fin, sobreviví. Tomé esto como una señal de mi mala suerte, algo así como “Llegaste, descansá, divertite, buscá trabajo, pero recordá que yo sigo acá…buenas noches”.

La siguiente manifestación fue hace unas pocas semanas, al final de mi viaje por Irlanda. Todavía no les comenté en detalle el viaje y espero hacerlo pronto, pero para hacer una pequeña introducción a mi experiencia malasuertista les comentó que para terminar mi viaje “relajado” decidí volver en avión desde Dublin hasta Londres. De ésta forma en un intervalo de solo 5 o 6 horas podría llegar a mi departamento, cocinar una buena cena caliente, darme una ducha y descansar en mi propia cama. A la hora de planificar mi vuelo había encontrado una tentadora oferta de Ryanair (una de las aerolíneas low cost) en la que el precio final final (ojo con los costos escondidos cuando usan low cost) era de solo €32. Increíble, mi mala suerte había cedido!!.....mmmm….NO!

Para ese día ya estaba totalmente cansado de Dublín, me pareció una ciudad cara, sobrevaluada (no solo en lo monetario sino en la cantidad, calidad y relación costo/beneficio) de sus atractivos turísticos. Además mi visita fue congelada por una ola de frío polar que cubrió las islas de Irlanda y Gran Brteaña. Nieve sobre nieve, nevadas y lluvias constantes. La vereda se llenaba de pozos de nieve derretida dentro de la misma nieve. Ahí dentro se formaba un caldo helado de agua, tierra y basura. Un tremendo asco si te toca pisar ahí adentro porque venís distraído por los copos de nieve con forma de pelotitas de telgopor que te pegan en la cara impulsados violentamente por el viento lateral.

En fin, ya estaba relajado en mi hostel con mis mochilas armadas y mientras almorzaba me llega un mail de Ryanair avisándome que mi vuelo había sido cancelado ya que el aeropuerto de Gatwick (en Londres) estaba cerrado por mal tiempo. Empecé a sentir como la sangre subía a mi cabeza, oxigenando un poco mi cerebro y preparándolo para idear un plan de contingencia inmediata. El próximo vuelo salía al día siguiente, pero….¿quién me garantiza que abrirían el aeropuerto? ¿Quién me garantiza que siendo una aerolínea low cost y con viajeros demorados no nos hagan volar parados como si estuviéramos en un bondi? Y lo más importante ¿tengo que quedarme otra noche en Dublin? Noooo. Cancelé el vuelo, reclamé un reembolso del 100% y salí corriendo con mis mochilas (como verán siempre en mis relatos tengo que correr y con mucho equipaje encima) hacia la estación de bus.

La nieve había aflojado apenas un poco, no así el frío pero el trote hizo que no me importara mucho. Quedaban 5 lugares en el bus que se agotaron en solo 5 minutos después de abrir la boletería. Mi ilusión de una cena, baño y cama calientes se esfumaron en un instante. El sufrimiento duró 15 horas y ésta serie de eventos fue la que hizo prometerme a mi mismo no viajar a ningún otro lado por lo menos por un mes y medio. Es patético admitir que no pude mantener mi promesa, a los 3 días estaba viajando a Cambridge y una semana más tarde sucedería algo solamente comparable con el extravío de mi equipaje en India el año pasado.

Como la mayoría de ustedes sabe, el objetivo de mi viaje a Europa es y siempre ha sido conseguir trabajo. La idea era hacer base en Londres y buscar algún trabajito por ahí ya que la libra esterlina está fuerte. Mientras durara la búsqueda de trabajo pasaría los días recorriendo la maravillosa ciudad de Londres que tantas cosas tiene para ofrecer (y de la que tan poco he blogueado), alternando con pequeños viajes de no más de una semana hacia otras ciudades. Dado que estuve siendo un poco exquisito con respecto al proyecto al cual unirme tuve bastante tiempo para viajar, pero una vez que me di cuenta que la cuenta del banco estaba cediendo, empecé a bajar mis expectativas.

Y así fue como la semana pasada, más precisamente el miércoles (08/08/2010, tanto Beatle, tanta conexión, hasta se podría decir que el espíritu de Lennon me ayudó) conseguí trabajo en Hungría. Nada especial, no hablo el idioma, pero bueno, me daría de comer y es un nuevo desafío. Lo mejor de todo es que me necsitaban en su oficina en un galpón en el medio del campo húngaro el lunes siguiente a las 9 am. Ahí mismo comencé a buscar vuelos y para evitar cualquier tipo de inconveniente con las poco confiables aerolíneas low cost, compré un pasaje de British Airways. Además las low cost salen de aeropuertos medio pelo diseminados a 2 horas de bus de Londres (o media hora de tren, todo depende del presupuesto), en cambio British sale de Heathrow, una hora en tube, £2.40, tengo la estación a 2 cuadras del departamento, esto no me puede fallar!

CONTINUARA!!!

Nota: ninguna de las fotos es mía!

lunes, 6 de diciembre de 2010

Someone is Knocking at Paul’s Door

Dentro de la casa de Lennon está prohibido sacar fotos así que hay que recorrer todo por cuenta propia guardando en la memoria todo lo que vemos, sino esperar a encontrar alguna foto en Internet o comprar las postales que te venden convenientemente al final de tour con una selección de las mejores fotos de las dos casas. Recorrimos las dos plantas de la casa ambientada para verse como se veía en los sesenta cuando Lennon vivía ahí. Originalmente era la casa de la tía, ya que fue ella quien se encargó de John cuando era chico. Se notaba que era una familia “bien”, tenían todas las comodidades esperables en una casa de clase media en esa época así que el muchacho mal no la pasaba.

La madre lo visitaba regularmente y le enseño a tocar el banjo. Más tarde cuando McCartney vió a John tocando en una feria le llamó la atención que la guitarra de John tenía la última cuerda suelta (0para usar solo cinco) y que los acordes que usaba eran de banjo. McCartney se presentó, agarró la guitarra, le dio vuelta las cuerdas (recordemos que es zurdo), la afinó y tocó una canción de época a la perfección y ahí fue cuando nació la magia. Lennon se percató que este flaco no solo sabía tocar y cantar, sino que podía afinar una guitarra lo cual les ahorraría unos cuantas monedas. (Foto tomada en Beatles Story, se ve a Lennon con su primer grupo)

Como ya les dije en esa misma casa se juntaban los muchachos a tocar en los inicios y ahí nacieron varias de sus canciones. Te hacen entrar por la puerta de atrás como lo hacían los chicos cuando llegaban para que te sientas uno más de la pandilla. Te cuentan que con Paul estaba todo bien, porque era un chico muy amable y prolijo, pero cuando llegó Harrison a la tía de John no le gustó mucho la pinta del flaco y como que al principio había pica.

Das unas vueltas por tu cuenta, siempre recordando de no tomar fotos ni tocar nada, firmás el libro de visitas y antes de que te des cuenta ya estás afuera. La verdad es que parece que la visita es bien fugaz. Afuera me concentré en pedirle a la gente que estaba en el tour que me sacaran fotos, probando con distintas personas de distintas edades, sexo y nacionalidades para ver cual me podía tomar una foto decente, sin cortarme a mi, ni a la casa, ni quemar la foto, ni llenando todo el cuadro con un árbol que a nadie le interesa. La mejor me la sacó un muchacho con cara de sudamericano terrible. Le pregunté de donde era y oh casualidad, argento!

Y acá llega la reflexión. No existe nada que sea 100% malo o 100% bueno. Mmmmm ok las Frutigran rojas son un caño, me atrevería a decir que son 100% geniales. Volviendo la idea original, la vida esta llena de grises, está en uno verlos claros o oscuros. En el top ten de preguntas que me hace todo el mundo es “¿Cómo hacés para viajar solo?” “¿No te aburrís?” “¿No te sentís completamente perdido a veces?”. Viajar solo tiene sus cosas positivas y negativas. Ahora que ya recorrí bastantes kilómetros solo puedo decir que desde mi punto de vista si ponemos lo negativo y positivo en una balanza, están casi casi equilibradas aunque lo negativo pesa un poco más.

Viajando solo tenés el volante de tu viaje y no te lo saca nadie (el problema se da si no sabés manejar…en fin). Hacés lo que querés cuando querés, como vos querés y las veces que vos quieras. Si tenés hambre comés, si tenés habre y no tenés plata te las arreglás con un yogur y una barrita de cereales, si pensás que algo no vale la pena no te gastás en ir, etc etc. Perdés menos tiempo esperando a la gente que “te acompaña”. ¿Cuántas veces queremos ir a algún lado y tenemos que esperar que nuestra novia se termine de arreglar o que llegué ese que siempre llega tarde?. Nosotros nos apuramos para volver a casa o al hostel temprano porque habíamos arreglado con todos hacer algo a cierta hora. Quizás sacrificamos ir a algún lado o nos apuramos llegar. Y al final terminamos esperando una hora o más….El tiempo es valioso, más que nada cuanto estamos de viaje y el transporte hasta ese lugar nos salió unas cuantas libras o hay pocas horas de luz para disfrutar. Nunca sabemos si vamos a volver a esa ciudad en la que estamos. Cuando se trata de algo tan importante como nuestro tiempo, es bueno no tener que depender de nadie para manejarlo, no?

Pero ojo, entre lo negativo esta el afrontar el miedo a lo desconocido sin tener alguien al lado que este en la misma que vos en ese mismo momento. Cuando llegamos a una ciudad suele suceder que no sabemos a donde ir ni como ir. Más que nada en las ciudades Europeas que se fueron haciendo alrededor del castillo o adentro de una muralla donde las calles dan vueltas, se cortan, hay pasos subterráneos y escaleras es fácil desorientarse. Estar con otra persona que te ayude a ubicarte puede ser de gran utilidad. Además si te perdés con alguien, no estás del todo perdido, verdad? Económicamente viajar solo suele ser más caro.

Viajando en grupo se tienen mejores precios en el alojamiento, comida, alquileres de auto, etc. No solo mejores precios, sino mejor calidad. En nada se compara ir a parar solo a un hostel que compartir un departamento con otros 3 o 4 amigos. Por último, es más fácil extrañar y aburrirse estando solo. Cuándo estás con otra persona se puede matar el tiempo tomando unas cervezas o un café, sacando fotos en cualquier lado o simplemente riéndose de la gente que pasa aprovechando que casi ninguno entiende tu idioma.

Viajar solo no significa estar solo. Salimos solos de nuestras casas y en el recorrido sin dudas conoceremos mucha gente de diversas culturas, edades, estratos sociales y formaciones mentales. Uno no se cierra con su pareja o con su grupo y está ahí, expuesto al mundo a esa nueva ciudad, a su vida nocturna y a sus cientos de rincones esperando que recaigan en uno las buenas y malas influencias. Al estar solos nuestra mente se abre, se desarrolla la empatía y la paciencia; y por lo menos en mi caso aprendí a darme cuenta rápidamente de lo que quiero y lo que no quiero y de encargarme de exteriorizarlo lo más rápido posible. Para resumir todo esto, estamos tan solos como NOSOTROS queremos.

Y ahí fue cuando decidí que no estaría mal compartir el resto del viaje con este argento, después de todo parecía simpático y sabía sacar buenas fotos. Conversando un poco más con este muchacho me di cuenta que teníamos el viaje planificado más o menos de la misma forma. Al día siguiente teníamos la misma reserva en el Magical Mistery Tour y luego a disfrutar de una banda Beatle en The Cavern original. Pero el recorrido de ese día no había finalizado. La próxima parada fue en la antigua casa de Paul McCartney. Al llegar a la casa me tomé el atrevimiento de golpear la puerta para ver si Paul me abría, después de todo sigue siendo el dueño!

La morada se encuentra a unas pocas cuadras de la de Lennon, por lo que cuando todavía eran unos muchachos de los suburbios de Liverpool iban caminando de un lado a otro. Desde afuera se puede notar que la casa es más bien humilde. Sin ser de madera y chapa vemos que los ambientes son chicos, el jardín no se compara en nada con el de Lennon y la cocina está mucho menos preparada que la de la tía del líder de los fab4. Esto tiene una explicación, la casa fue hecha por el gobierno de Liverpool luego de la segunda guerra mundial. Cabe mencionar que Liverpool fue la segunda ciudad más bombardeada del Reino Unido después del Londres. Al finalizar la guerra la ciudad estaba hecha polvo y se necesitaba algún lugar para albergar a toda la población. Como remover los escombros y reconstruir iba a llevar su tiempo, decidieron construir casas baratas en los suburbios que todavía no estaban muy edificados.

Y ahí se mudó la familia de Paul. El padre tenía su propia agrupación musical así que siempre estimuló a Paul a hacer música y para eso le regaló una trompeta. Al rato Paul se dio cuenta que no podía tocar la trompeta y cantar a la vez así que incursionó en el piano y la guitarra. Bueno, no les voy a contar toda la historia ya que la pueden leer en Wikipedia, hay miles de libros, películas y si hacen el tour se las van a contar con lujo de detalles (pero en inglés). Tampoco se pueden tomar fotos allí dentro, igualmente recordemos que es todo una “reconstrucción”. La guitarra que esta en la sala no es la de McCartney (la original ya debió haber pasado por e-bay), los sillones y demás mobiliario tampoco. Lo que resulta muy interesante son las fotos tomadas por el hermano de Paul en el que vemos distintas situaciones de la vida cotidiana en el 20 de la calle Forthlin Road.

Siendo McCartney mi Beatle favorito y uno de los músicos y bajistas que más admiro tomé mi tiempo para recorrer la casa imaginándome a la banda componiendo allí sus primeras canciones. Pero el tiempo vuela cuando uno la está pasando bien y antes de lo previsto el guía me dijo que el tour había finalizado, me mostró las postales que vendían y me invitó a retirarme.


Así fue como finalizó el primer y mejor día de la visita Beatle a Liverpool. El sol ya comenzaba a bajar, el frío se hacía sentir así que luego de una visita fugaz al museo marítimo de Liverpool y otra caminata por el Albert Dock, con mi nuevo amigo argento fuimos a comer algo, a tomar unas cervezas y a cargar las pilas para la jornada siguiente.

lunes, 29 de noviembre de 2010

The Beatle tour begins

Buenas noches amigos. Son las 19:46 el viernes 26 de noviembre de 2010. Me encuentro en el hostel Hatters en Liverpool, matando las 2 horas que faltan hasta que salga mi bus a Dublin, Irlanda. Hay mejores formas de matar el tiempo que estar sentado frente a la compu bloggeando pero con una mano en el corazón les digo que estoy agotado. Encima esta noche viajo por National Express….ya les comenté como viene la mano, no espero dormir mucho, jeje.

Además, como la mayoría sabrá, Irlanda queda del otro lado del mar irlandés lo que significa que el bus se sube a un ferry. Más aún, tanto Liverpool como Dublin están casi sobre el mar por lo que el viaje en bus es mínimo, casi todas las 8 horas de viaje serán integras arriba del barco por lo que cada vez se desvanecen más mis esperanzas de pegar los ojos esta noche.

En fin, no voy a quejarme de lo que todavía no pasó, mejor les hago un breve resumen de mi viaje. Todo empezó unas semanas atrás cuando me enteré de que Jamile va a estar a partir de mañana en Dublin. Se me ocurrió aprovechar la oportunidad de viajar con alguien conocido y empecé a buscar como transportarme hasta Dublin. Los vuelos desde Londres son carísimos, si se tiene en cuenta la distancia. No bajaban de £40 los low cost (sin contar que por despachar la mochila te cobran £15 más). Caminando por la calle noté que mis amigos de National Express vendían pasajes muy económicos en bus a Paris y Amsterdam. “Si cruzan el canal de la Mancha seguramente cruzan el mar irlandés”, pensé. Y estaba en lo correcto, por un precio muy conveniente y luego de 12 horas sentado en los comodísimos buses de National Express, se puede llegar desde Londres a Dublin.

Cuando estaba a punto de comprar el pasaje se me ocurrió mirar el mapa y descubrí que Liverpool estaba “ahí no más” de Dublin, del otro lado del mar. Todo cerraba, no tengo trabajo, puedo visitar la ciudad de los Beatles y de paso divido en dos el viaje en bus infernal y no necesito ninguna cirugía reconstructiva para mi columna vertebral. Finalmente, para complicar un poco más el asunto encontré un pasaje en tren Londres – Liverpool exclusivo para argentos, solo £16, 2 horitas de viaje pero salía de la estación Euston de Londres a las 5:27 am.

El martes pasado por la noche me investigué los recorridos y horarios de los mundialmente odiados night buses londinenses. Yo vivo en South London y Euston queda más bien para el norte, no son grandes las distancias pero calculé que para llegar a las 5:00 (horario apropiado en caso de imprevistos) tenía que salir de mi casa a las 3:45. El mayor problema no es el sueño ni el viaje de casi 2 horas para tomar un tren de casi 2 horas, sino que para esta semana anunciaron temperaturas alrededor de los 0 grados y nevadas en el norte del país.

En fin, no tiene sentido que les diga una y otra vez el frío que se sufre acá, simplemente asúmanlo y si llega a hacer más frío aún, les aviso. El tren fue mejor de lo que esperaba. Ningún camarero a bordo ni wi-fi, ni tele pero los asientos eran bastante cómodos, algunos con mesas para apoyar tu notebook y el café y lo más importante, buena calefacción. Lo más asombroso, como pueden ver en el video, es que el tren es 100% “touch” como pueden apreciar en el video. Para abrir las puertas apretás un botón, la puerta del baño parece la del Enterprise, hasta los baños son futuristas, ni Gene Roddenberry se los hubiera imaginado así.

Después de unas pocas paradas y de una requerida siesta, casi a las dos horas de viaje, empiezan a verse los primeros indicios de estar llegando a una ciudad importante. El tren entra en un enorme canal con paredes de unos 15 metros de altura y en unos pocos minutos llegamos a la estación Lime de Liverpool. Esta estación está situada sobre la calle con el mismo nombre y al pisarla ya nos estamos metiendo en nuestro primer “punto Beatle”. Como Uds. sabrán (sino lo saben ahora), la canción Maggie May hace mención a ésta calle. Al levantar la cabeza me reciben los fab4 como pueden ver en la foto. Esta ciudad vive claramente de y para los Beatles.

Prendo mi GPS para orientarme y me dirijo lo más rápido posible al hostel. El cansancio de caminar con las dos mochilas, de levantarme a las 3 am y el frío polar de la mañana Liverpoolense estaban atentando contra mis ganas de turistear y más bien me estaban pidiendo un desayuno inglés como el de la llegada a Edimburgo. En el hostel me llevé la grata sorpresa de que tenía el desayuno incluido y como era temprano hasta podía encontrar algo de comida….justamente lo que estaba buscando, comida gratis en el momento indicado.

La habitación era de lo más normal. Al entrar me recibe un indio que desayunaba hablando por Skype con sus padres al mejor estilo Koothrappali. Me saluda con una sonrisa y me advierte que no use la cama de abajo porque ya la tiene reservada un gato que se cuela por las noches desde hace ya bastante tiempo y nadie cambia las sábanas. ¿Y si cierran la ventana no es otra posible solución? Cierro la ventana, cambio las sábanas y me instalo en la cama de abajo, si algún gato me quiere hacer compañía…acá lo espero.

Ese día tenía la reserva para visitar las casas de la infancia de John Lennon y Paul McCartney. Las casas fueron vendidas un par de veces, algunos de sus dueños jamás se enteraron a quien pertenecieron y finalmente fueron comprados por personas conscientes de su valor musico-histórico. Por ejemplo la de John Lennon fue comprada por Yoko Ono que según los guías suele pasearse por ahí de vez en cuando. ¿Quien sabe? Quizás hoy nos abre ella la puerta y nos invita a tomar el té. Los actuales dueños le encomendaron a National Trust el mantenimiento de las casas y ellos por medio de fotos, testimonios y suposiciones acomodan las antiguas moradas de lo músicos de la forma más parecida a cómo eran en su momento. Si, leyeron bien, las casas son originales pero lo de adentro está “ambientado”, son cosas similares a lo que “supuestamente” había cuando los Beatles vivían ahí. No digo que este mal ni lo estoy criticando, solo que cuando vean una caja de porotos no pienses “Uh…John comió esos porotos”. Hasta suelen mostrar fotos y nos invitan a compara lo que vemos en las fotos con la apariencia actual de la casa para comprobar que es bastante parecido pero no igual. No se decepcionen que la magia sigue ahí.

Obviamente que todo esto no es gratis y el paseito sale unas buenas libras, pero vale la pena. El tour empezaba a las 12:30 y por más que estiré el desayuno gratis, a las 9:30 ya estaba libre así que empecé la turisteada por el puerto de Liverpool, cerca desde donde sale el tour. No hay mucho que comentar, una foto vale más que mil palabras y un video 25.000 por cada segundo de duración. Liverpool tiene una rueda parecida al London Eye, pero más chica y un poco menos absurdamente cara, que de todas formas no subí y un megasalón multiusos en el que entran no se cuantas miles de personas en el que el tocó alguna vez el mismísimo Paul McCartney.

A las 12 se acabó el sufrimiento de hacer tiempo al aire libre y entré al hotel desde dónde parte el tour. Ahí conocí a otro Argento por Europa haciendo un viaje express a Liverpool aprovechando los viajes Low Cost de Rayanair. El tour comenzó en Mendips, la casa dónde vivió Lennon su adolescencia, donde se juntaban los Beatles las primeras veces y donde nacieron sus primeros hits. La verdad que no me considero super fanático de los Beatles pero a mi me resultó una experiencia impactante.

Creo que si no te gustan los Beatles, si vas a Liverpool te rompen tanto las pelotas con estos 4 que los terminás odiando y rompés la radio la próxima vez que pasen una canción. Si te gustan pero no sos Badía, como es mi caso, te terminás identificando con alguno de ellos o todos, sentís lo que sintieron, ves como fueron creciendo, te das cuentas por las presiones que pasaron y lo mucho que se diviertieron y te volves de Liverpool queriéndolos más y hasta admirándolos, como es mi caso. Y por último, si sos un mega fanático seguramente te vuelvas contento pero un poco decepcionado, porque se ve todo un poco desordenado, a veces por arriba, sin poder detenerte lo suficiente en lo que te gustaría.

La visita a la casa de Lennon fue algo mágico, repito que no soy super fan de los Beatles. Pero estar en el jardín donde John jugaba, ver los Strawberry fields, entrar a su cuarto que casi no fue modificado, pensar que ahí se juntaban y escribían los hits que hasta hoy reconocemos como joyas musicales, es muy fuerte. Me paré en la ventana de John y miré hacia la calle, como lo habrá hecho él mil veces (y también los miles y miles de turistas que visitaron la casa) y sin quererlo se me creó una especie de conexión que causó que al salir de ahí me aumentara el interés en la banda. Ya me habían advertido que iba a pasar y pasó.

Los dejo con la intriga de cómo sigue mi conexión Beatle porque el post se me hace muy largo y hace mucho que no subo nada. Adiós!


Nota: las fotos del ferry y de los gato son propiedad de sus respectivos autores!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Guy Fawkes day


Domingo a la noche, acaba de terminar un fin de semana más en Londres. O mejor dicho, un fin de semana menos. Uno menos para aprovechar que la temperatura es dentro de todo soportable para un Argento en Europa. Desde que arrancó noviembre la semana pasada y yo me quejo por el frío a cuanta persona se me cruza (primer opener para una conversación es sin dudas el frío y/o la lluvia) todos me advierten que “esto no es nada” que tengo que “esperar a las últimas semanas de diciembre y primeras de enero” para comprobar lo que es un verdadero invierno. Que la “ropita de veranito” que me traje de Buenos Aires pronto va a dejar de servirme, que “si ya me agarró un catarro ahora, para año nuevo estoy en el hospital” y bla bla bla.

La realidad es que esta haciendo un fresquete nada cómodo que te hace pensar dos veces si vale la pena ir al super a comprar algo para comer o si preferís unos caramelos y la coca sin gas que quedó del día anterior. Si gente, con calzas térmicas, guantes, gorrito, pañuelito y todas las cosas que se les ocurra, a las 3 am cuando estás esperando ese night bus que viene cada media hora y acabas de perder (en las paradas están los horarios así que sabes exactamente cuando corresponde putear) trato de concentrarme en el veranito que estaría viviendo en Buenos Aires, tomando solcito en la plaza, tomando mate, escapándole a los mosquito….y en ese momento llega el bus.

Pero me he dado cuenta que si hay algo que odio más que el frío es la lluvia. En alguno de los primeros posts les dije que venia con suerte esquivando la lluvia y paseándome sin paraguas. Esos tiempos han pasado queridos lectores, llevo el registro que en los últimos 9 días ha llovido en forma molesta y constante durante 8…Para mejor los paraguas que venden acá son igual de truchos que los que se venden en Buenos Aires (no recuerdo si ya se los había dicho), con la única diferencia que acá salen una fortuna. Tip del Argento para tu viaje a UK: traigan paraguas decente.

Yo termine comprando un paraguas medio pelo en el Primark (una tienda para los que andamos con el presupuesto limitado) y al tocarlo por primera vez me di cuenta que me iba a durar poco. Y así fue, el jueves me quedé sin paraguas. Pero no porque se me rompió sino porque equivocadamente me siento un londinense y me subí a un bus que no conocía porque en la parada leí que iba a Pimlico (un lugar “cerca” de donde vivo). Pensé, “cuando reconozca alguna esquina me bajo”. Dejé el paraguas en el piso para que se seque y me tiré a escuchar música. Cuando ya había pasado un laaaargo rato miro por la ventana y me di cuenta que el ambiente era cada vez menos céntrico. Prendo el GPS y cercioré que para londinense me faltan un par de años. Me había pasado como 8 cuadras. No es grave pero la lluvia de acá te multiplica ganas de putear por 3 y el frío siberiano del jueves lo multiplicaba por otros 3. Así que para mi fue como si me tuviera que bajar en el Abasto y me pasaba hasta Retiro. Uds dirán “Y…tomate el subte C y combiná con el B”. Acuérdense que soy pobre y no tengo travel card de tube, solo de colectivos. Me bajé corriendo, crucé y espere 20 largos minutos al bondi que iba para el otro lado. Por dios….ah si…cuando llegué a casa me avivé que el paraguas quedó en el piso del f**ing bus.

Así que como introducción ya saben como viene la mano con el frío y la lluvia, cuando llegue la nieve actualizo mis puteadas blogueras. Este post lo quería dedicar en realidad a la megafiesta que se vivió en UK el fin de semana pasado. El 5 de noviembre se festeja el Día de Guy Fawkes. No creo que estén familiarizados con la historia británica, así que les hago un resumen de 2 líneas. En 1605 un tipo al que llamaron Guy Fawkes (creo que no era su verdadero nombre) quiso volar el parlamento británico (ese que ven al lado del Big Ben) por razones político-religiosas. El flaco puso barriles de pólvora debajo del parlamento y estaba todo listo para hacerlo volar pero el 5 de noviembre lo descubrieron. Aparentemente, según tengo entendido sus planes no eran tan secretos, se lo contó a demasiada gente y como que lo agarraron sin demasiada investigación. En fin, lo torturaron, juzgaron y mataron. Todos los 5 de noviembre se recuerda este día (Remember, remember, the fifth of November) con bonfires (fogatas, antorchas, quema de muñecos) y fuegos artificiales.

Lo que no queda bien claro, según una británica que entrevisté, es si festejan que lo agarraron o que quisieron volar el parlamento. La fiesta termina con la quema de unos muñecos del Guy…así que creo que la respuesta es obvia, pero los dejo para su análisis. En fin, ya antes de venir a Inglaterra, hace como más de cuatro meses, mi amigo británico Alex me prometió llevarme a la “mejor bonfire” de Inglaterra. Yo obviamente no tenía ni idea de que me hablaba por lo que recurrí a Google y Wikipedia. Me pareció entretenido que la gente tuviera este tipo de tradiciones, ir a un parque a encender fogatitas con la familia y ver fuegos artificiales. Pero mi mente porteña no podía imaginar en lo que consistía la celebración.

El martes 2/11 me llega un mensaje de mi amigo Alex que me costó entender. El está estudiando español y hablamos los 2 idiomas, pero para este tipo de comunicaciones prefiero el inglés….desgraciadamente me escribió en español. Decía algo como “Los planes son, viernes a las 2 salimos a la mejor bonfire, trae mas ropa, quizás no regresamos a Londres”. Durante mis expediciones a Londres vi carteles en la calle que promocionaban la “mejor bonfire de Londres” el 5/11 en el Clapham Common yo interpreté que íbamos a ir acá, incluso le dije a todos mis conocidos. Además que me venía genial porque Clapham Common queda a unos pocos minutos en bus desde mi flat.

Pero no era ahí. Según mi amigo la mejor Bonfire de Inglaterra es la de Lewes, un pueblito muy chiquito cerca de Brighton, una ciudad que queda a 2 horas de Londres hacía el sur, a la orilla del mar. Puse en mi mochila la cámara, algo de ropa impermeable, cepillo de dientes y salí a encontrarme con mi amigo en Victoria. Después de compartir un par de mates con 2 chicas que se estaban quedando en la casa de Alex nos subimos a su VW Golf y partimos en dirección sur. Como pueden imaginarse, día festivo y viernes a la noche (4 de la tarde) todo el mundo iba para el mismo lado. Llegamos a Brighton ya entrada la noche y con nada de tiempo para recorrer la ciudad, ya que habían contratado un bus que nos pasaba a buscar a las 7 de la tarde y nos llevaría a Lewes. Ahí me enteré que la bonfire no era en Brighton sino en Lewes, me iban dando la información de a poco. Al regresar de Lewes se armaba una fiesta en la cada de un amigo de Alex, más tarde nos tiraríamos a dormir ahí entre las latas de cerveza y los borrachos incapaces de llegar hasta la puerta y mucho menos a sus propias casas y al día siguiente tendríamos todo el día para recorrer la ciudad de Brighton.

Llegamos a la casa y estaban calentando motores con unas cervezas mientras pegaban pinturas home made con tintas fluorescentes en la pared, instalaban la luz negra, y clausuraban zonas no aptas para borrachos y/o drogrados de la casa. Como me vieron aburrido me pusieron a soldar unos conectores para la consola del DJ. Esta gente se toma la fiesta en serio…tan en serio que nos dieron a cada uno de nosotros un papel con los F.A.Q. sobre la bonfire de Lewes, hecho por ellos mismos por supuesto. El papel en un lado tenía un mapa con algunos landmarks y del otro lado 31 preguntas con sus respectivas respuestas. No tengo a mano el papel, pero cuando vaya a Buenos Aires se los muestro. Las respuestas destacadas eran algo como:

7) ¿Por qué nos vamos hasta Lewes para ver a unos tipos prendiendo fogatas y tirando fuegos artificiales? Respuesta: ¿tenés algo más interesante para hacer?

12) Si me aburro antes de tiempo, ¿puedo volver antes? Respuesta: podés tomar un taxi

15) Me perdí, ¿dónde estoy? Respuesta: tenés un mapa del otro lado de esta misma hoja

30) ¿Dónde está Alex? Respuesta: No se.

Llego nuestro bus y fuimos los cuatro a Lewes. La escena era bastante similar a cuando ibas de excusión con la primaria. 50 personas desaforadas, gritando, puteando al chofer, saltando, gritando, comiendo y chupando. La diferencia era que en lugar de estar repleto de escolares eran todos tipos 30+ con un amor increíble a los fuegos artificiales y que no tomaban Cepita de manzana sino cervezas de medio litro. Bajamos del bus y nos recordaron que no perdiéramos los papelitos ya que era de vital importancia en caso de que nos perdamos y que nos veríamos de nuevo todos ahí a las 12 (si!! 12 de la noche, bien entrada la madrugada para ésta gente).

En el momento que dí 2 pasos perdí a mi amigo Alex, por suerte encontré a sus 2 amigas que de paso hablan español. Ahí comprobé que ésta era posiblemente una de las mejores bonfires del país. Había miles de personas desfilando vestidas con diferentes trajes de distintas épocas y con motivos distintos. Vestidos medievales, de la edad moderna, militares, fuerzas armadas inglesas, escocesas, bomberos, etc etc. Llevaban muñecos enormes (entre ellos el de Guy Fawkes), cargaban antorchas y tiraban bombas de estruendo. Entre toda esa masa candente de gente se alternaban tipos haciendo piruetas y algunos músicos.





Iban desfilando desde lo alto de la montaña donde hay un castillo hasta quien sabe donde cuesta abajo. Nosotros buscamos un lugar cómodo para mirar y sacar fotos, lejos de las bombas de estruendo y disfrutamos del show. La multitud estaba totalmente desaforada, creo que como miembros del reino animal nos vemos excitados por el fuego (y el alcohol y las drogas, en fin). Todos estaban fuera de sí, la excusa es Guy Fawkes pero la realidad es que esperan este día para ponerse en pedo, y prender fuego cosas, genial, no??



Terminada esta parte del show, nos dirigimos a un descampado donde se vendría el segundo acto. Comenzaron prendiendo fuego lo que a la distancia me pareció un árbol. Quizás era una construcción especialmente diseñada para ese fin, no estoy seguro, de esta gente se puede esperar cualquier cosa. A esta altura la mayoría ya tenía un nivel de alcohol que superaba a la cantidad de sangre en sí y cuando me veían con mi camarita y mi sonrisa de “no entiendo un carajo pero vamos a disfrutarlo igual” me empezaban a charlar. La mas simpática fue una inglesita que nos demostró sus conocimientos de español diciendo “quiere una taza de café grande por favor” jaja. Por lo menos nos sacó la foto que ven a su izquierda y que queda de recuerdo de es noche. Siendo las 3 am en este preciso momento su bloguero amigo se va a dormir pero uds. ni se van a dar cuenta porque mañana sigo como si nada.

Estimados, estoy de vuelta. Increíblemente hoy el día amaneció parcialmente nublado. Para mí que ya me estoy acostumbrando a la falta total de luz esto es como un día de sol pleno. Así que para aprovechar este día genial voy a salir a correr por el Hyde Park por lo que necesito un buen desayuno mientras escribo estas líneas. Ayer aprovechamos que los dos inquilinos que estaban viviendo en nuestro living se fueron, limpiamos toda la casa y lucí mis dotes de diseñador de interiores cambiando la mesa de lugar poniéndola al lado de la ventana. Pueden ver el resultado en la foto.

Como les contaba ayer, después de las fogatas hubo un show de fuegos artificiales increíble desde diferentes partes de Lewes. Como era de esperarse en este país, empezó a llover y con las 2 chicas dijimos “listo…muy lindos los fueguitos pero nos vamos al micro”. Sacamos el papel con el mapa que supuestamente sería nuestra salvación pero se entendía poco y nada. El GPS de mi teléfono tampoco agarraba señal por alguna razón mística así que estábamos totalmente perdidos bajo la lluvia y los fuegos artificiales y embarrados hasta las rodillas.

Al cabo de 20 minutos de idas y vueltas encontramos el bus. Eran solo las 12 am pero yo ya sentía que eran las 4 de la mañana….no daba mas. Dormí un rato para cargar pilas en el bus que nos llevaba de nuevo a Brighton porque la fiesta todavía no empezaba! Llegamos y como picaba el hambre hicimos un stop en un copia paquistaní de McDonald’s para cargar el tanque. Luego fuimos a la fiesta donde éramos los únicos no anglo-parlantes de nacimiento, siendp la atracción principal del evento, todos pasaban para charlar un rato, algunos hasta nos hacían el favor de hablar un poco más despacio para que les entendiéramos. Lo que más nos llamó la atención es que los hombres venían a hablarme a mí y las mujeres se chamuyaban a las 2 chicas, cuando generalmente es al revés. A medida que iban pasando latas de cerveza y cosas extrañas en una habitación a la que no entré, todos nos fuimos soltando y la fiesta fue tomando color, pero por alguna razón que todavía desconozco una de las chicas se quiso volver a las 4 am y Alex tuvo que manejar todo el camino de vuelta hacia Londres esa misma noche, dejando el sightseeing del día siguiente de Brighton en el olvido. Como siempre se me hizo largo el post, voy a salir a correr y luego a seguir planificando el viaje a Liverpool, Dublin y Belfast.

Me olvidaba: la fiesta duró todo el fin de semana con mas fuegos artificiales en Londres. Aquí les dejo el link a una galería de fotos de lo que fue esta misma fiesta en Victoria Park.